Argonauticas parte del relato de Jasón y los argonautas, que zarparon en busca del Vellocino de Oro —ese objeto sagrado, inalcanzable, cargado de poder, deseo, destino y que cambia vidas— y desemboca en nuestra propia búsqueda interior.
A través de estos mares dorados, la fotografía se convierte en un territorio simbólico donde el agua, la luz y la materia construyen paisajes de tránsito y transformación. El oro es la metáfora de esa búsqueda del vellocino: nuestro propio Vellocino. Representa lo que anhelamos, lo que creemos necesitar o a donde queremos llegar para encontrar nuestra esencia y sentido.
Cada imagen es un fragmento de travesía. No hay puerto seguro, no hay relato lineal. Solo navegación. El mar como espejo del inconsciente; el dorado como memoria de lo efímero.
Argonáuticas es también una reflexión sobre la mirada. Sobre cómo observamos lo que deseamos. Y cómo, en ese acto, a veces lo perdemos.

